Hoy es un día de grandes aventuras,
nos vamos al parque nacional de los Everglades. Son más de 6000
kilómetros cuadrados de extensión, de los cuales el 75% es agua y
el 25% restante es tierra, dominado por zonas de manglares y plantas
subacuáticas.
Salimos temprano para poder aprovechar
el día, nuestro amigo Nicola tenía el día libre así que se apuntó
a la aventura y pudimos movernos mejor ya que viajamos en su enorme
coche americano, tipo pick up.
Al llegar a la entrada
del parque, donde habíamos reservado un tour en Groupon en lancha
aerodeslizadora, tuvimos algunos problemillas para entrar, pues
Groupon y la empresa del tour no se habían puesto de acuerdo y no
contábamos en la base de datos de reservas. Después de discutir un
rato con la chica de recepción, hicimos llamar al jefe que soluciono
el problema en pocos minutos.
Pasado este pequeño mal
trago ya estábamos preparados para la aventura de los Everglades.
Nuestro guía, un hombre entrado en años, de carácter peculiar,
auténtico boyscouts americano, nos acomodo en la lancha con la que
viajamos durante la siguiente hora. Repartieron tapones para los
oídos, el estruendo del ventilador y el motor era insoportable.
Primero viajamos a través
de un pasadizo de densos manglares, hasta salir a una zona de
extensión inmensa de agua con pequeñas hierbecillas superficiales.
Aquí nuestro guía nos mostró la velocidad de estas lanchas y los
derrapes que pueden hacer. La verdad que la sensación de deslizarse
por el agua a esa velocidad impresiona bastante.
Después hicimos una
parada donde se nos explico la historia y características del parque
antes de entrar en el plato fuerte de la excursión, el avistamiento
de fauna salvaje. De entre los manglares aparecieron dos caimanes de
considerable tamaño, aves de todo tipo, y hasta tuvimos la
oportunidad de ver tortugas de agua. Hay otros animales que habitan
en el parque y que son más difíciles de ver, como panteras,
serpientes y cocodrilos.
Después de la excursión
en lancha la empresa ofrece la oportunidad de sostener un Caimán
pequeño entre tus manos. Aunque la idea parece atractiva por la
sensación que puede aportar decidimos no hacerlo por cuestiones de
ética. No nos gustaría vivir en una caja y que solo nos sacasen
para ser tocados, así que no le hicimos pasar esa experiencia al
caimán.
Condujimos unas millas
más hasta otra entrada del parque, Shark Valley. Después de pagar
$25 por aparcar el coche nos ofrecieron la opción de alquilar
bicicletas a $6 la hora o un trenecito po $25 cada uno, para un
recorrido que llevaba hasta una torre mirador. Si uno quiere gastar
dinero, Estados Unidos es el país perfecto. Nosotros decidimos hacer
un tramo más corto a pie, a ver qué encontrábamos por el camino.
Parece que hubo suerte, un caimán pequeño en el principio del
recorrido, dos más grandes ocultos entre manglares y un cuarto, más
grande todavía, a pie de carretera tomando el sol, un araña de
tamaño considerable (MJ ni se acercó) y muchos pájaros de
diferentes colores y tamaños.
Ya de vuelta a Miami
paramos a comer en el restaurante de Nicola, si alguna vez pasáis
por la ciudad y queréis probar la mejor comida vegana de toda
Florida no podéis perderos el Full Bloom Vegan Restaurant, además
tienen las mejores vistas del Downtown y una puesta de sol
inmejorable.
Explorar la vida salvaje
de Florida ha sido toda una experiencia.
Si quieres verla, no solo
imaginarla dale al link para ver el vídeo en el canal de Youtube.
Vídeo Everglades N.P.
Vídeo Everglades N.P.
Que envidia me dáis!!!!! Con lo que me gustan los bichos y el solecito... Divertiros mucho y sed muy felices!!!!
ResponderEliminarGracias Núria. Si quieres ver bichitos síguenos porque os tenemos preparadas sorpresas increíbles. Gracias por los buenos deseos. Queremos lo mismo para ti. Un abrazo
EliminarHicisteis muy bien en no coger al cocodrilo bebé...no me gusta que se molesten a los animales y estos ya nacen y a la caja...venga...cuidaos guapos...un besazo desde vuestra casa.
ResponderEliminarGracias. Ya sabéis que nos gusta el turismo responsable e intentamos no entrar en el juego del egocentrismo viajero. Respetamos el mundo que queremos ver siempre dentro de nuestras limitaciones éticas. Un beso desde el invierno Mexicano.
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