sábado, 31 de diciembre de 2016

Bacalar, Quintana Roo, México

Estamos en México, en la parte del mar Caribe, zona de playas míticas, arena blanca y mar regalando diversos tonos de azul o aguas cristalinas. Y nosotros, vamos y decidimos movernos a Bacalar, un lago. Y pensareis, pero ¿por qué? Que tiene este lugar para dejar el mar Caribe, aunque solo hagamos un parón. Pues este sitio es el llamado El Lago de los Siete Colores, y debemos decir que el nombre esta muy bien puesto. Bacalar es un pequeño pueblo a pie de un maravilloso lago de agua templada, donde en las zonas menos profundas es cristalina para conforme te adentras en profundidad cambia de turquesa a un azul intenso.


El primer día al llegar desde Tulum buscamos nuestro hostal, ubicado a dos calles de la plaza central del pueblo. Hicimos el check in y nos enseñaron las instalaciones. En nuestro afán de ahorrarnos unas pelillas encontramos este sitio, que nos llamó la atención porque no ofrecía solo habitaciones, si no también tiendas de campaña. Así es, íbamos a dormir como en un campamento de verano, en una tienda de campaña que tenías que mantener siempre cerrada para que no se llenara de mosquitos. Pero este no era el único atractivo del sitio, y es que, nosotros sin saberlo, habíamos reservado en un hostal con “Beach Club” (Club de Playa), es decir, que como el Hostel esta ubicado en el cenotro del pueblo, a las 10.00 am llega un señor con un coche y un remolque y te dice que te lleva a ese famoso Club.

Pues bien, este está a unos 5 km del pueblo, es otra zona de camping a pie de lago. Un lugar destinado a la paz y tranquilidad, sin WIFI o enchufes, únicamente el lago, las tiendas y palmeras, con algunas casas de vacaciones, pero deshabitadas en esos momentos. Esta vez MJ no solo tomo el sol, si no que se unió a la expedición de Carlos andando por las aguas transparentes, sin un solo pez en ellas. En el camino nos encontramos con ciertos lujos que alegran a uno el día, como una mesa dentro del agua o, incluso, un columpio.

Pasar la mañana en este fantástico sitio deja a uno una paz interior indescriptible,pero nuestro tour por el Beach Club acabó a las 3.00 pm, cuando de nuevo el señor con el coche con remolque viene a buscarte para llevarte al pueblo. En tan solo unas horas nos habíamos enamorado de aquella increíble laguna, así que decidimos pagar unas noches más por la tienda de campaña para poder disfrutar tanto de ella como del apacible pueblo que lleva su mismo nombre. Durante los siguientes días intentamos hacer vida de pueblo, íbamos a la frutería y al supermercado en busca de pequeños manjares que poder cocinar y comer en el camping, pues este disponía de una cocina espléndida y una zona común muy espaciosa donde conocimos otros viajeros y compartimos información y experiencias.
Durante nuestra casi semana aquí, también visitamos los dos balnearios del pueblo. El primero gratuito y el segundo por 10 pesos (0,50€) cada uno. Estaréis pensando lo mismo que pensamos nosotros, ¿jacuzzis y masajes por 0,50€? ¡Vamos allá! Y ahí que fuimos, pero al llegar nos dimos cuenta que balneario se refiere a una zona de recreo a la orilla del lago con instalaciones que facilitan el baño de la gente que vive en el pueblo.En ambos había una especie de embarcadero con escalera para poder adentrarse en el agua sin tener que pasar por los nenúfares que se forman a orilla del lago, un bar restaurante y donde poder colocar la toalla y tumbarse al sol, el lago adaptado a piscina municipal. El que había que pagar también disponía de toboganes y área de juegos para niños, y parecía algo más moderno, en cambio en el gratis nos encontramos con un grupo e personas mayores haciendo una exhibición de Taichi, no sabríamos decir cuál de los dos era más divertido. 
Paseando por el pueblo conocimos los lugares más importantes. El primero la plaza del pueblo, donde encontramos varias fuentes, parques infantiles y esta rodeada de restaurantes, coronada por el Ayuntamiento.

Además tiene lo que aquí se llama, el Quiosco, un techado con bancos en el interior, pinturas en el techo, esta está sobre elevada con escaleras a los cuatro vientos. Opuesto al Ayuntamiento, justo al otro lado del parque se encuentra el fuerte de San Felipe, construido por españoles para defender la laguna de los ataques de piratas que venían en busca de una madera exclusiva de la zona. Y si es una laguna ¿por donde entraban los piratas? Pues aquí viene el día en el que hicimos el tour en lancha para visitar los puntos más importantes dentro de ella. Así que para conocer el secreto de los piratas primero os explicaremos cómo fue el tour. 
En un principio, nuestra idea era hacer el tour en kayak. Nos echamos a la calle en busca de información para poder elegir uno. Los precios rondaban los 100-150 pesos la hora (unos 5-7,5€) y para todo el recorrido nos habían recomendado unas 3 horas. No era lo barato que esperábamos, así que seguimos buscando, hasta que una chica, dueña de un hostal, nos ofreció su canoa por 200 pesos (10€) por tiempo ilimitado. No nos lo pensamos más, subimos a la canoa y empezamos a remar. Nada más salir del embarcadero la canoa se empezó a balancear de un lado a otro, pues el viento venía con fuerza y provocaba olas. Ni cinco minutos duramos en la deriva, dimos la vuelta con mucho esfuerzo en contra del viento y devolvimos la canoa a su dueña. Después de todo, decidimos hacerlo de la manera más cómoda, un tour en lancha con más pasajeros y un guía que nos explicaba curiosidades de la zona, eso si, pagamos unos 400 pesos (20€) por ello. 
Nada más salir nos dimos cuenta que el viaje en canoa era una idea muy aventurada por las largas distancias y remar todo el recorrido, a contra viento, habría sido agotador. Así que en vez de ella, nos relajamos, nos dejamos llevar e hicimos nuevas amistades con una pareja. En primer lugar nos llevaron al Cenote negro, un enorme agujero en medio de la laguna que cae en picado, como un acantilado bajo el mar, hasta una profundidad de 180 metros (de ahí el nombre, pues el agua se ve negra, la luz del sol no llega tan abajo).  Nos dieron tiempo para darnos un chapuzón y sentir lo que es flotar a 180 metros de altura. Aunque llevábamos el equipo de snorkel lo único que se veía era el precipicio cerca de la orilla. En este lugar también había una cuerda atada a un árbol desde donde se podía saltar a modo de Tarzán (no os perdáis los bambonbazos de Carlos en el vídeo en Youtube).

 Después nos llevaron a dos cenotes más, el Cenote Esmeralda y el Cenote de Coquitos. El primero tiene “tan solo” 90 metros de profundidad, que ya está bien, y su peculiaridad es que desciende de forma suave por lo que el tono del agua no es tan oscura, si no que pasa del turquesa al Esmeralda progresivamente. Además de que es el Cenote más grande de la laguna, con 900 metros de diámetro. El Cenote de Coquitos es más pequeño y tiene 80 metros de profundidad. Su peculiaridad son unas formaciones llamadas estromatolitos, unas estructuras que se forman por la captura y fijación de partículas de carbono a través de unas bacterias, su función es realizar la fotosíntesis, es decir, liberan oxígeno y captan de la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono.
Después de tanto Cenote visitamos la Isla de los Pájaros, un islote en medio de la laguna, donde los pájaros se refugían en la noche de cualquier depredador, después de haber pasado el día en busca de alimentos por los alrededores. Y para finalizar, llegamos al Canal de los Piratas. Este se trata de un canal de agua que une la laguna con un río, este río desemboca en el mar por la Bahía de Chetumal, donde los piratas atracaban sus grandes navíos, ascendían por el río hasta entrar en Bacalar a través del canal. Es por ello que se construyó el Fuerte de San Felipe justo en frente de dicho canal. Al haber corriente de agua entre Río y laguna es un lugar especial para bañarse.
Es más, es uno de los lugares donde mejor se pueden apreciar la diferencia en los tonos de azul, por las distintas profundidades y las corrientes. Para terminar con las curiosidades, en este mismo punto donde se une río y laguna hay una zona donde el azufre del agua se mezcla con la arena del fondo, formando un lodo que, a parte de oler a podrido, untado en la piel posee propiedades exfoliantes. Así que tuvimos que probarlo. Nos embadurnamos con el lodo, aunque no aguantamos demasiado con el puesto, secado tira bastante, y el olor era muy fuerte. El último día en Bacalar pensábamos solo en el Club de Playa, llevarnos allí las mochilas y tener una velada romántica bajo las estrellas, un bañito a la luz de la Luna. Pero, en el Caribe también llueve y con muchas ganas, no nos pudimos mover del hostal en todo el día así que lo aprovechamos para descansar, que ya tocaba, y trabajar para que podáis estar informados de todas nuestras aventuras. Pasada la lluvia, al día siguiente, dejando un trozo de nuestro corazón en Bacalar, partimos hacia nuestro próximo destino, esta vez sí, nos volveremos a bañar en el mar Caribe.

Vive Bacalar en vídeo de alta definición a través del canal de Youtube Vídeo Bacalar

domingo, 25 de diciembre de 2016

Cobá, Quintana Roo, México

Último día en Tulum. Nos levantamos, desayunamos nuestro cafecito con leche y cereales y recogemos la mochila, nos habíamos acostumbrado a la habitación y estaba todo un poco revuelto, pero en seguida nos organizamos. El Hostel donde nos quedamos estos días nos guardó las mochilas hasta que volviésemos de nuestra ruta de hoy: las ruinas de Cobá.


El nombre de Cobá significa “aguas turbias”, seguramente aludiendo al hecho de que está rodeada por 5 lagos que debieron ser muy relevantes para el desarrollo de la región. La ciudad comenzó siendo muy pequeña hasta crecer y controlar la parte norte de Quintana Roo y el este de Yucatán, hasta incluso tener relación con el centro de México.
Localizadas a una hora en autobús, por 70 pesos (3,5€), cada uno, más 175 pesos de la entrada, los dos, y poder usar una cámara, son totalmente recomendables de disfrutar. El pago por la cámara fue muy curioso para MJ, nunca había estado en un sitio en el que en la entrada tuvieras que pagar por la cámara de fotos, aunque ya dentro nadie se fijó en ello.

Este emplazamiento está compuesto por tres diferentes zonas donde en su momento de mayor esplendor llegaron a vivir hasta 50.000 personas, por lo que en los alrededores está lleno de pequeñas zonas con montículos de piedra que debían haber sido construcciones mucho menos duraderas, pero que formaban el plano de la ciudad. Las 3 zonas están unidas por caminos, unos de la época Maya y otros modernos por donde pueden circular bicicletas. La excursión se podía hacer bien andando, lo que suponía unas 3 horas de recorrido tranquilo, en bicicleta o en una especie de bicicleta-triciclo con un carrito incorporado en el que había un asiento con cojín que parecía comodísimo, por el que por un módico precio un amable señor te enseñaba todo el recorrido. Como no, nosotros lo hicimos andando, por salud física y de bolsillo.
Por muy bien que se intente explicar, la sensación de estar en medio de la selva, recorriendo lo que en su día fue una ciudad viva y que aún hoy parece que respira, por esa densa vegetación, mientras escuchas a los guías turísticos contar historias sobre cada edificio, la devoción de la gente por la tierra, la naturaleza y sus dioses, es algo mágico. Y si a ello le unimos que en una de las zonas encuentras un templo de 42 metros de altura, quedas deslumbrado.


Como el templo es posible subirlo, en seguida nos lanzamos a ello. Ya en la cima, acalorados por el esfuerzo, fue impresionante observar la selva desde las alturas, ver un tapiz verde sin limites, hace que sin duda merezca la pena. Contemplamos las vistas un rato más y bajamos para seguir el recorrido. Cuando decimos bajar, más bien nos referimos a deslizarnos por la piedra, sentados, escalón a escalón, por la impresión de la altura y lo resbaladizo de la piedra. Pero ya todo pensado, hay una cuerda a la que todos se agarran en fila india.


La antigua cultura Maya esta muy unida a la práctica de sacrificios humanos a los dioses, donde juego de pelota tiene un importante papel. Además de ser un ejemplo de poderío militar el juego es una representación de la historia de la creación del universo. El Popol Vuh (Biblia Maya) nos cuenta cómo los dioses gemelos, el Sol y la Luna, bajaron al infierno para jugar contra los demonios y poder recoger huesos humanos para crear una nueva raza, la Maya. Pero lo mágico de Cobá es que no hay evidencias de sacrificios humanos en todo el emplazamiento. Sentimos que la energía que se respiraba, en parte, se debe a ello.

Por la tarde volvimos a Tulum, recogimos nuestras mochilas y nos pusimos en modo caracol hacia nuestro próximo punto en el camino. Teníamos por delante 3 horas de autobús, bueno, minibus, hacia el sur de la península. Pero el destino lo revelaremos en el próximo post…

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miércoles, 21 de diciembre de 2016

Akumal y Xcacel, Quintana Roo, México

¡Buenos días! Nos hemos despertado contentos, pues hoy nos vamos a la zona costera donde habitan las tortugas verdes del Caribe, Akumal y Xcacel. Después de desayunar tomamos un colectivo (pequeños buses o grandes furgonetas, donde la gente viaja en distancias cortas) rumbo a Akumal.


Esperábamos una playa tranquila, salvaje, con poca gente y lo que encontramos fue una playa como casi todas las de la Rivera Maya, es decir, invadida toda la orilla de resorts, centenas de turistas y vendedores de todo tipo, desde comida o souvenirs hasta equipos de snorkel y tours. La entrada pública a la playa es un pasillo atiborrado de vendedores de tours que te ofrecen a gritos un precio para poder ver las tortugas, te aseguran el avistamiento de varias especies marinas y te alquilan el equipo de snorkel más el chaleco obligatorio, ya que así se evitan las inmersiones, que están prohibidas, para no estresar a los animales. Nosotros decidimos no hacer caso y seguir caminando, ya que la playa es ancha y no creemos que todo esté en la zona privatizada. Efectivamente, a tan solo 10 minutos andando por la orilla encontramos un lugar perfecto, además de tortugas había arrecifes de coral preciosos, plantas marinas muy curiosas, peces de todos los tamaños y colores y dos rayas de considerable tamaño. Nos hicimos un hueco entre dos tumbonas de un resort, dejamos nuestras cosas cerca de un vigilante de seguridad y nos pusimos a snorkelear en una zona menos concurrida de la playa. Pasamos la mañana entera entre la flora y la fauna de Akumal, disfrutando entre corales y pececillos, hasta que decidimos seguir nuestra ruta un poco más al sur en un lugar que nos habían recomendado los locales de la zona.

 Xcacel es un santuario de tortugas, una playa tranquila y virgen, donde cada año las tortugas llegan para depositar sus huevos, luego los voluntarios del santuario localizan los nidos, los protegen hasta que los huevos eclosionan y se aseguran de que las tortugas bebé llegan al mar para ayudar a este animal en peligro de extinción a seguir procreando y repoblando la colonia del lugar. Nos habían contado que en la temporada de anidación (verano) se puede colaborar y ayudar a liberar a las tortugas recién nacidas, pero nosotros hemos llegado fuera de temporada, así que, lamentablemente, nos hemos perdido esta gran experiencia. Nos quedamos a disfrutar de la hermosa playa, aunque había algo de viento y el oleaje estaba fuerte, Carlos se decidió a juguetear con la furia de las olas y MJ prefirió quedarse en la arena disfrutar del sol.

Otros de los secretos que esconde la playa de Xcacel es su pequeño Cenote, pegado a la orilla del mar y habitado por unos pequeños pececillos que les gusta alimentarse de la piel muerta que generamos. Es impresionante meterse en el agua y ver como miles de estos peces se acercan a mordisquear cada centímetro del cuerpo. Es muy difícil aguantar las cosquillas. La experiencia costo unos 10 pesos, 0.50€, que se destina a la manutención del santuario. Este tipo de tratamiento de piel a través de peces se ofrece en spa y centros de estética a un precio mucho más elevado. Xcacel también fue un lugar importante en la cultura Maya, pues la cercanía del cenote con el mar les permitía hacer rituales de agua dulce y salada, ya que el agua dulce era muy importante y necesaria, y como hemos dicho en un post anterior, en la península del Yucatán los ríos son subterráneos y de muy difícil acceso.


 Al rato de estar en la playa el día empezó a ponerse feo, nubes negras amenazaban lluvia, así que tomamos el colectivo del vuelta a Tulum y para descansar un poco y estar listos para un nuevo día. ¿ Cuál sera nuestra próxima aventura?

Si quiere ver los corales y los animalitos que encontramos bajo las aguas de Akumal y Xcacel no te pierdas el siguiente vídeo. Vídeo de Akumal y Xcacel


sábado, 17 de diciembre de 2016

El Grand Cenote, Quintana Roo, México

¡Hoy nos hemos levantado con ganas de caminar! Jajaja. Que va, hace un calor horroroso y entre el pueblo de Tulum y el Gran Cenote nos separan 5,1 km de una larga y calurosa carretera sin arcén, por donde los coches te lanzan polvo. 
Pero es tanta la ilusión por ver nuestro primer Cenote y lo que supone ahorrarse unos pesos en transporte (además de que hay que hacer ejercicio, que es muy sano) que nos pegamos la gran caminata matutina. Aproximadamente después de una hora ya estamos allí, listos para nuestro bañito de agua dulce. Pagamos los 150 pesos (7,5€) que cuesta la entrada, caminamos por el recinto hasta que encontramos una enorme cavidad, donde se reflejan los rayos del sol en el azul turquesa de sus aguas.

Resulta que en toda la península de Yucatán los ríos circulan bajo tierra en vez de sobre ella y salen a la superficie en forma de lagunas, cavernas o tramos de río. Así que nos encontramos en una zona inundada bajo tierra e inacabada de explorar, pues son tantas las intersecciones de los ríos subacuáticos y la profundidad de los cenotes que todavía queda mucho por descubrir. 
El Gran Cenote es uno de los más populares de Quintana Roo por su espectacular belleza. Consiste en dos enormes agujeros en la tierra inundados de aguas cristalinas e interconectadas por un túnel que se puede cruzar a nado. Pero esto es solo lo que se aprecia en la superficie, una vez entras en el agua y observas con el equipo de snorkel, un mundo de magia se abre ante tus ojos.
Profundas cavernas se ven allá donde miras, pasillos subacuáticos que llevan a quien sabe donde, entre extrañas formaciones rocosas como estalactitas y estalagmitas. Plantas acuáticas, centenares de peces y alguna tortuga comparten hábitat en este Gran Cenote.
Una de las cosas que más impresiona, a parte de la claridad del agua por la que se ve todo perfectamente, es el reflejo del sol entrando por las muchas cavidades del Cenote, produciendo un espectáculo de infinidad de tonos azules y verdes, mezclándose entre las rocas bajo el agua.

No recordamos el tiempo que pasamos nadando, buceando y jugando con las formas del cenote, porque uno pierde la noción del tiempo entre tanta maravilla. Además de que el agua dulce y fresca ayuda a no querer salir. Nos dimos un descanso para comer algo, habíamos traído algunas galletas y compramos rambutanes, una refrescante y dulce fruta, rosa y peluda por fuera, blanca y gelatinosa por dentro, una delicia. Después de comer nos dimos otro bañito y cuando el sol bajo y los rayos ya no se filtraban sobre el agua decidimos volver a Tulum.

Con tanta diversión no habíamos pensado en el camino de vuelta, cansados y con los bañadores mojados daba mucha pereza caminar. Preguntamos a un chico argentino que se subía a su coche y él iba para Tulum, así que lo acompañamos para que no fuese solo😉 Una vez en Tulum, ya duchados y secos, nos dedicamos a buscar un lugar donde cenar. Ya entrada la noche nos relajamos en el Hostel charlando con una interesante familia viajera y Rafa, un sabio mexicano de interesante conversación y conocedor de la zona.

Báñate en el Gran Cenote  travé sdel vídeo El Gran Cenote

martes, 13 de diciembre de 2016

Tulum, Quintana Roo, México

¡Después de 5 intensos días en Miami hoy volamos a México! Tras el susto yendo a EEUU íbamos un poco con la mosca detrás de la oreja. Supuestamente debes presentar el billete de salida del país en inmigración, pero aquí nadie preguntó nada. Solo se quedaban pasmados cuando nos pedían el número de días de estancia en el país y respondiamos 109, la simpática chica de aduanas nos preguntó, por curiosidad, a que nos dedicábamos, y al responderle que veniamos de vivir en Inglaterra, parece que lo entendió rápidamente.
El vuelo Miami México duró 1 hora y 10 minutos, muy tranquilos.

  Nuestro primer día en México lo dedicamos a ubicarnos en nuestra primera parada: Tulum. Un pueblo con dos caras, la zona de playa, llena de resorts, hoteles de ensueño y el pueblo en sí, que es donde nosotros nos hospedamos en un hostal, con mucho ambiente mexicano. Después de una noche de descanso tras el vuelo del día anterior y dos autobuses, uno desde Cancún, donde aterrizamos, hasta Playa del Carmen; y el siguiente desde Playa hasta Tulum, nos dedicamos a buscar un supermercado para comprar algo de comer y productos básicos. Al parecer el pueblo es una calle super larga, llena de tiendas de souvenirs, restaurantes y puntos de venta de excursiones por toda la península del Yucatán. Nos ubicamos un poco, paseamos, comimos y descansamos algo más. Al día siguiente, al levantarnos, bastante emocionados por estar en México y por todo lo que vamos a descubrir, nos pusimos a buscar un lugar donde desayunar. Pensamos en algo fuerte, con lo que aguantar años todo el día, y dicho y hecho, un plato de huevos revueltos con casi lo que uno desea, más arroz y frijoles, acompañado de tortas de maíz, ¡A llenar la panza! Tras el desayuno de los campeones pusimos rumbo a las ruinas de Tulum, a unos 45 minutos andando por el arcén de la carretera y con un sol abrasador, a pesar de ser las 10.30. llegamos con el arroz ya en los pies. Para evitar colas compramos el ticket en la entrada, oímos algún lugareño que nos ofrecía un tour y nos encaminamos a la entrada, propiamente dicha. Al llegar pasas por una pequeña abertura de la muralla que en su día rodeaba la parte que hoy se conserva de Tulum,

y ya quedas maravillado.


Es un conjunto de templos, unos mejor mantenidos que otros, más zonas donde estuvieron las casas de los más poderosos, ya destruidas, pues eran de madera y palmeras, y lo mejor de estas ruinas, las vistas Están ubicadas en un acantilado a 12 metros sobre el cristalino mar Caribe, con un acceso a una diminuta cala. Alucinante.

Hicimos el recorrido por nuestra cuenta, leyendo los carteles informativos y poniendo un poco la oreja para escuchar a los guías, pero muy poquito. Al finalizar nos pusimos rumbo a un recorrer la costa, pasando por un conjunto de playas, dejando atrás las ruinas. Esperábamos encontrar algo de paz para sumergirnos con nuestras gafas de buceo. Pero no contamos con dos cosas: la primera todos los hoteles que hemos comentado al principio, y la segunda, el mar estaba picado, porque aunque no lo parezca estamos en noviembre y, a veces el mar se pica. Decidimos caminar, toda la playa adelante. El día anterior en una de sus expediciones online, Carlos vio que hay una playa nudista al pasar las playas más cercanas a Tulum, así que pensamos en llegar a ella y tomar el sol allí. Bueno, pues llegamos, pero no a la playa, si no al acceso que el hotel en construcción posee para llegar a ella. Nuestro gozo en un pozo. Habrá que acostumbrarse a los hotelitos. Nos sobre ponemos y seguimos caminando hasta un pequeño saliente rocoso donde las olas chocaban y se veía toda la playa recorrida, el mar cristalino moviéndose y algún ave que otra. Algo hipnotizador.


 Bajamos de las rocas, nos dimos un bañito, descansamos en la toalla un rato, una siesta a la orilla del mar siempre viene muy bien, nos secamos y ya con la fresca volvimos andando al Hostel. Total recorrido en un día: 20 km. ¡Empezando despacito vamos!

Si quieres ver las ruinas de Tulum y sus playas en vídeo no te lo pierdas. Accede aquí Vídeo Tulum

sábado, 10 de diciembre de 2016

Los pajaritos de Miami


Ya que algun@s de vosotr@s sentisteis curiosidad y habéis estado preguntando por los pajaritos que corrían por la orilla de la playa en Miami Beach, os hemos editado un vídeo exclusivo del famoso pajarito de Miami.
Tras una extensa investigación hemos descubierto su nombre, científicamente se conoce como Calibris Alba, especie de ave caradriforme, de la familia Scolopafidae. Pero su nombre común es mucho más divertido, os presentamos al Playerito Blanco o Correlimos Tridáctilo.
Suele vivir en la costa de países cálidos, pero para anidar emigra a la tundra de la región ártica. Su vida consiste en corretear tras las olas arriba y abajo por la playa, capturando pequeños moluscos, pulgas de mar y otros diminutos animalitos que son lanzados por las olas sobre la arena.
 Y aquí tenéis una demostración del Playerito en plena actividad:
 Para una mejor visualización, se recomienda verlo en pantalla completa.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Los Cayos, Florida, USA

El día anterior comenzó nuestra búsqueda de un coche de alquiler. Tras habernos informado de que no era muy caro nos pusimos a mirar compañías de alquiler de coches por la zona, y es cierto, no sale caro a primera vista, pero luego añade el seguro y las tasas, duplicando el precio. De unos 30$ que marcaba al inicio se subía a 60$ ¡uau! Y si a eso le sumamos el hecho de que piden tarjeta de crédito para cobrar la fianza, algo que nosotros ni deseamos tener, la búsqueda de dificulta. Tras un rato mirando todas las posibilidades online, nos desanimados y empezamos a pensar en otro plan para el día siguiente. Hasta que, no dándose por vencido, Carlos decide llamar por teléfono, ahí nos hacen un buen precio, nos dicen que ningún problema por no tener tarjeta de crédito y nos reservan un coche para el día siguiente. Moraleja: nunca darse por vencido.
En fin. A las 8 am nos dirigimos a recoger nuestro cochecito y ponemos rumbo a Los Cayos. Que no son mujeres feas, el típico plato madrileño, ni esas cosas duras de los pies, no. Son un conjunto de islas creadas por la madre naturaleza y unidas por la mano del hombre. Las islas se encuentran a lo largo del estrecho de florida, la última y más al sur se encuentra a sólo 151 km de Cuba, Cayo Hueso. El nombre fue dado por los españoles, ya que esta se dice que estaba llena de huesos de anteriores habitantes. En el pasado fue refugio de piratas, pescadores, comerciantes y personas socialmente rechazadas.

Son unas 4 horas conduciendo hasta el final, y nosotros como somos burretes los recorrimos en un solo día. Nuestra primera parada fue en Isla morada, Anne's Beach, concretamente. La verdad es que la playa en si dejó mucho que desear, era una fina línea de arena embarrada, no estaba destinada a tomar el sol, si no a que recorras su orilla de agua cristalina y te maravilla por el reflejo del sol.

Seguimos nuestro recorrido y en el camino nos encontramos con otro cartel para ir a otra playa, Coco Plum Beach, muy parecida a la anterior, pero con mejor arena, MJ pudo tumbarse a coger algo de sol, que falta le hace. Al volver de una de sus expediciones, Carlos se topó con dos chicos que le contaron que siguiendo al sur, a un lado de la carretera, se veía el anterior medio de transporte para recorrer los Cayos, una vía de tren. El 22 de enero de 1912 llegó el primer tren a la isla de Cayó Hueso, una construcción, que en aquella época, fue tachada de locura, pero que incrementó el comercio entre Cuba y EEUU, además del turismo local. El llamado ferrocarril sobre el mar fue parcialmente destruido por un ciclón de categoría 5 en 1935. Para su reconstrucción, empleándose parte de las vías se creó una carretera.

Así que recorriendo esta carretera de ensueño llegamos al punto más al sur de Los Estados Unidos De América: Key West, Cayó Hueso. Aquí, ya si que si, Carlos pudo darse un merecido baño y MJ recibió más sol todavía (aún queda mucho para decir que esta algo morena).
Esta playa respiraba paz y tranquilidad, ambientada con música chill out de fondo.
Después de descansar un poco, tras las más de 4 horas de viaje, nos dirigimos a una plaza muy concurrida, Mallory Square, donde encontramos desde puestos de souvenirs, comida callejera hasta artistas de toda índole, como un puertorriqueño muy gracioso cuyo espectáculo consistía en saltar a través de hula hops colocados en la espalda de algún amable voluntario (nosotros no tuvimos esa suerte). Al final del muelle contiguo a la plaza nos encontramos con el punto donde la gente se reúne para ver la puesta de sol sobre el Atlántico, un espectáculo lleno de colores anaranjados, música y muy buen ambiente.

Ya anochecido nos ponemos rumbo de vuelta a Miami Beach, buf… 4 horas de viaje (MJ duerme 2 de ellas)

No te pierdas el vídeo conduciendo sobre el mar en Los Cayos de Florida

lunes, 5 de diciembre de 2016

Everglades National Park, Florida, USA

Hoy es un día de grandes aventuras, nos vamos al parque nacional de los Everglades. Son más de 6000 kilómetros cuadrados de extensión, de los cuales el 75% es agua y el 25% restante es tierra, dominado por zonas de manglares y plantas subacuáticas.
Salimos temprano para poder aprovechar el día, nuestro amigo Nicola tenía el día libre así que se apuntó a la aventura y pudimos movernos mejor ya que viajamos en su enorme coche americano, tipo pick up.
Al llegar a la entrada del parque, donde habíamos reservado un tour en Groupon en lancha aerodeslizadora, tuvimos algunos problemillas para entrar, pues Groupon y la empresa del tour no se habían puesto de acuerdo y no contábamos en la base de datos de reservas. Después de discutir un rato con la chica de recepción, hicimos llamar al jefe que soluciono el problema en pocos minutos.
Pasado este pequeño mal trago ya estábamos preparados para la aventura de los Everglades. Nuestro guía, un hombre entrado en años, de carácter peculiar, auténtico boyscouts americano, nos acomodo en la lancha con la que viajamos durante la siguiente hora. Repartieron tapones para los oídos, el estruendo del ventilador y el motor era insoportable.
Primero viajamos a través de un pasadizo de densos manglares, hasta salir a una zona de extensión inmensa de agua con pequeñas hierbecillas superficiales. Aquí nuestro guía nos mostró la velocidad de estas lanchas y los derrapes que pueden hacer. La verdad que la sensación de deslizarse por el agua a esa velocidad impresiona bastante.

Después hicimos una parada donde se nos explico la historia y características del parque antes de entrar en el plato fuerte de la excursión, el avistamiento de fauna salvaje. De entre los manglares aparecieron dos caimanes de considerable tamaño, aves de todo tipo, y hasta tuvimos la oportunidad de ver tortugas de agua. Hay otros animales que habitan en el parque y que son más difíciles de ver, como panteras, serpientes y cocodrilos.

Después de la excursión en lancha la empresa ofrece la oportunidad de sostener un Caimán pequeño entre tus manos. Aunque la idea parece atractiva por la sensación que puede aportar decidimos no hacerlo por cuestiones de ética. No nos gustaría vivir en una caja y que solo nos sacasen para ser tocados, así que no le hicimos pasar esa experiencia al caimán.

Condujimos unas millas más hasta otra entrada del parque, Shark Valley. Después de pagar $25 por aparcar el coche nos ofrecieron la opción de alquilar bicicletas a $6 la hora o un trenecito po $25 cada uno, para un recorrido que llevaba hasta una torre mirador. Si uno quiere gastar dinero, Estados Unidos es el país perfecto. Nosotros decidimos hacer un tramo más corto a pie, a ver qué encontrábamos por el camino. Parece que hubo suerte, un caimán pequeño en el principio del recorrido, dos más grandes ocultos entre manglares y un cuarto, más grande todavía, a pie de carretera tomando el sol, un araña de tamaño considerable (MJ ni se acercó) y muchos pájaros de diferentes colores y tamaños.

Ya de vuelta a Miami paramos a comer en el restaurante de Nicola, si alguna vez pasáis por la ciudad y queréis probar la mejor comida vegana de toda Florida no podéis perderos el Full Bloom Vegan Restaurant, además tienen las mejores vistas del Downtown y una puesta de sol inmejorable.
Explorar la vida salvaje de Florida ha sido toda una experiencia.


Si quieres verla, no solo imaginarla dale al link para ver el vídeo en el canal de Youtube.
Vídeo Everglades N.P.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Ciudad de Miami, Florida, USA

Nuestro segundo día en Miami lo dedicamos a ver el centro de la ciudad y algunos de los barrios más interesantes. El yet lag aún nos seguía despertando temprano, pues así no necesitamos despertador. Desayunamos en casa de Nicola lo que compramos en el supermercado el día anterior (Miami es una ciudad cara para comer siempre fuera). 
Viajamos en bus desde Miami Beach a la Estación Central, Omni Station, dónde a través de unas escaleras subimos a la Estación del Metromover, que es una especie de Metro elevado que viaja entre los enormes rascacielos del centro de la ciudad, pero lo mejor de todo, que es un servicio gratuito.

 Una vez Metromover empieza a funcionar parece que te adentras en una ciudad del futuro. Aunque visto desde fuera el centro de Miami parece una aglomeración de gigantes rascacielos donde uno espera encontrar bullicio, ruido, una gran multitud de gente y estrés por todos lados, pero una vez dentro se aprecian los grandes espacios de las ciudades americanas, todo es gigantesco, cada calle es una avenida de varios carriles, las aceras son tan anchas y largas que por mucha gente que haya nunca da la sensación de agobio.
Viajar entre los enormes edificios es una experiencia única, pero una vez bajas por las múltiples estaciones, mirar hacia arriba y apreciar la altura de esos gigantes que parecen acariciar el cielo, te deja con la boca abierta. Callejeamos un rato, recorrimos la gran avenida cuyo nombre es el mismo que se le da al centro financiero de Miami, Brickell. Gente de negocios caminan atareados, logos de grandes marcas y restaurantes para ejecutivos se encuentran por doquier. Al centro financiero, Brickell, y el mero centro de Miami, Downtown, los separa un puente elevadizo sobre un gran canal de agua por el que circulan los lujosos yates de la clase adinerada de Miami.

 Al pasar el puente encontramos un lugar para descansar, Bayside, un extenso y cuidado parque a los pies del mar que separa la ciudad de Miami con el barrio de Miami Beach. El parque estaba habitado por decenas de ardillas, las cuales se acercaron a comer de nuestras manos gracias a un amable señor que nos enseñó como ofrecer cacahuetes.

 Después del impresionante centro de Miami, nos dirigimos, esta vez en autobús urbano, al barrio cubano más popular de la ciudad, Little Havana (la pequeña Habana). Debido a la inmigración masiva de cubanos en la ciudad de Miami para la época de los 60, por la dictadura Castrista, un alto porcentaje de la población es cubana. Con el tiempo, personas de todas partes del mundo emigraron a Miami buscando una vida mejor, y esto es lo que le da a la ciudad su carácter latino, la música, la forma de vivir y que en todos sitios se hable español. Pero al ser la población cubana mayoritaria han ido creando sus propios barrios. Nunca hemos estado en Cuba, pero si tenemos claro que Little Havana no se parece nada a lo que hemos visto hasta ahora de EEUU.

 Comidas a base de arroz, frijol y pollo, música salsa en cada bar y restaurante, ancianos jugando al dominó en los bancos de las plazas, y un ambiente guasón en la cale nos hizo darnos cuenta que, como su nombre indica, estábamos en un trocito de Cuba incrustado en Miami.
Después de pasear nos decidimos a saciar nuestro apetito (con tanto follón no habíamos comido en todo el día) en una cadena de comida rápida llamada El Pollo Tropical, en el que lo menos de 10$ cada uno nos dimos un festín de alimentos con rico sabor cubano. Al comer se nos hizo tarde, cayó la noche, así que decidimos averiguar como volver a casa. Subimos en uno de los buses gratuitos que ofrece el Ayuntamiento de la ciudad y que supuestamente nos llevaba de Little Havana hasta Downtown y de allí ya enlazábamos con otro bus a Miami Beach. La situación fue que el primer bus iba repleto de cubanos y era tan entretenido y divertido el alboroto y cachondeo que se formó en el bus que, sin darnos cuenta nos pasamos la parada. Solo por las risas mereció la pena perderse un poco, aunque el viaje nos llevara el doble de tiempo, una amable señora nos acompañó hasta la siguiente parada de bus y nos indicó como volver a casa.
Esta corta visita a la comunidad cubana nos ha abierto el apetito para viajar a Cuba, pero por el momento no nos queda otra que esperar.

El siguiente día nos lo tomamos con más calma y solo visitamos el barrio de los artistas, Wynwood.
Cuentan quienes viven allí que hace unos años era un barrio impenetrable, con un alto índice de delincuencia y violencia, poca gente se atrevía a visitarlo. Hasta que un par de galerías de arte decidieron instalarse allí y el barrio empezó a llenarse de artistas, las galerías de Artes se fueron expandiendo y hoy en día es uno de los barrios más turísticos y valorizados de la ciudad. Aunque para nosotros lo más interesante no fueron las galerías, si no el barrio en sí, su ambiente hipster supermoderno, tiendas de tatuajes, restaurantes y bares alternativos y su plato fuerte, todas las fachadas están pintadas con impresionantes grafitis que nos parecieron verdaderas obras de arte.

 Anduvimos por toda la calle principal y sus ramales, asombrados por sus paredes, a cuál mejor hecha, más detallista. Al atardecer nos metimos en una taquería mexicana, pues nos habían dicho que era el sitio más económico de la zona. Y hay que reconocer que estaban riquísimos. Al cenar paseamos un poco más y nos entretuvimos visitando un pequeño mercado que ofrecía modernidades excéntricas y curiosas (como un puesto de pajaritas de colores), bastante acorde con el barrio. Desde Wynwood no fue nada fácil volver a casa, ya que el transporte dejaba mucho que desear. Suponemos que es una consecuencia del sistema capitalista en el que vive Estados Unidos, mejor comprarse un vehículo, pagar seguro y algo de impuestos, que usar transporte público. Aún y así llegamos a casa a tiempo para unas cervezas con Nicola y los chicos que viven con él, quienes nos hicieron sentir como en casa en todo momento y disfrutamos mucho de su compañía. Gracias a Pablo, Miguele, Andrea y Nicola, por vuestro esfuerzo y buen rollo mientras os invadimos la casa. ¡Un fuerte abrazo!

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Vídeo ciudad Miami