viernes, 13 de enero de 2017

Mahahual, Quintana Roo, México

Pongámonos en situación. 
Un pequeño pueblo de pescadores, dos únicas calles en paralelas a la costa y un paseo marítimo a pie de playa. De nuevo, el mar Caribe. El paseo lleno de tiendas de souvenirs, hoteles y restaurantes que sacan sus sillas y tumbonas a la fresquita arena para ofrecer rico marisco y pescado a la brisa marina y sombra de las palmeras. Las calles, algo más relajadas, con pequeños bares de comida local y un campo de fútbol, al final del todo. Nos pareció un sitio idílico, perfecto para pasar unos días. Ya en Bacalar nos advirtieron de la única pega de este lugar, y algo con lo que todavía no nos habíamos chocado: los cruceros. Ese barco gigantesco, lleno a rebosar, que se pasa la noche en alta mar y cuando atraca deja salir a miles de personas que buscan desesperadas los restaurantes y la playa, para absorber lo máximo posible del lugar en un tiempo muy limitado. Nada más llegar vimos uno, nos espantó sus dimensiones, la playa estaba llena de tumbonas, vendedores ambulantes y camareros corriendo por el paseo marítimo con bandejas llenas de bebidas coloridas y comida muy apetitosa. Pensamos ¡o no! Ya nos ha tocado, aguantar el agobio, los gritos, la gente pidiendo tequila a voces y los locales llamándote para que te sientes en su local porque es el más auténtico de la zona.

Respiramos hondo y fuimos a refugiarnos en el Hostel, ubicado en la parte trasera de la localidad, lejos de ruidos. Allí conocimos gente muy amable y divertida. Nada más llegar, una señora canadiense de casi 60 años, moreniiisima, se nos presentó y nos contó que a ella le habían puesto una cadera biónica y el médico le había recomendado nadar para recuperarse, así que buscó donde mejor podría estar y así llegó a este sitio, ¡ole por ella!  A ella fue a quien preguntamos donde se podía nadar mejor, y nos contó que al final del paseo marítimo hay un muelle, muy tranquilo, donde, y este es el punto fuerte del pueblo, puedes llegar a la barrera de coral nadando. Os explicamos, nos encontramos en el Sistema Arrecifal Mesoamericano, es decir, un arrecife de coral que se extiende unos 1000 km, desde Isla Contoy en Yucatán, a través de todo Quintana Roo, Belize, Guatemala y Honduras. Es el segundo arrecife de coral más grande del mundo, el primero está en Australia. Sabiendo esto, como no explorarlo. Así que hicimos de tripas corazón, nos pusimos nuestro mejor traje de baño y nos lanzamos muelle adelante. Al llegar al lugar indicado ya se podía apreciar, a unos 500 metros se veían unas rocas que surgían del mar y cortaban las mínimas olas que ese día de intenso sol había. 

Pues bien, ese era el coral, que de lo cerca que está creado de la orilla el mar no lo cubre y parecen simples rocas. Rápidamente nos sumergimos en el agua y nadamos con todas nuestras fuerzas. Ya antes de llegar se ven peces sueltos por el fondo, medio transparentes, que sin miedo se pasean tranquilamente. Pero conforme uno se acerca aparece lo bueno, EL CORAL, unas formaciones de vida marina donde peces de vivos colores habitan, buscando alimento y refugio. Una maravilla a unos 2 metros de profundidad. Observar como se mueven, comen y los lleva la corriente es impresionante. A cada brazada descubrimos algo nuevo e interesante que nos maravillaba, una nueva formación, más grande, más impactante, un nuevo pez, más colorido y bonito. No se ha de olvidar la ayuda del reflejo del sol bajo el agua, que intensifica esta visión.  

Al rato, cansada de nadar, MJ se fue a la orilla, pero Carlos siguió explorando, incansable. Se podría pensar que porque ella no se sentó en alguna de esas rocas a descansar y luego siguió nadando. Pues no, y es que, aparte de ser bastante puntiagudas y rozar mucho, el coral no se debe ni puede tocar, se puede romper y no queremos que esta impresionante vida marina cambie. El snorkel, como el buceo, se trata de observar, aprender y sentir, no tocar, mover o incluso estresar la vida alrededor nuestro. Antes de llegar a las rocas, en algunos puntos bastante poco profundos, se observan zonas de coral destrozado, sin vida ninguna, grises y apagados. Una verdadera pena. 
En el camino de vuelta al hostel nos encontramos con un grupo de personas sentadas en sillas de plástico, en medio del paseo. Nosotros como somos de naturaleza curiosa, preguntamos que pasaba allí. Un lugareño nos contó que estaban de campaña electoral y que en este punto, y en el campo de fútbol, en un par de horas habría baile esa noche ¡bien! ¡marcha para el cuerpo! Un par de horas después, ya duchados y cambiados nos fuimos para la zona del gran baile, el que estaba ubicado al lado del campo de fútbol local, y compuesto por un pequeño escenario con unas veinte sillas de plástico de cara a él. Buscamos un sitio donde cenar cerca para no perdernos detalle ¡y ahí empezó! Al escenario subieron 2 hombres, uno con un órgano eléctrico y otro con una pandereta, y se pusieron, como no, a cantar rancheras. 
Terminamos nuestra hamburguesa (la de Carlos extra picante), nos compramos un par de latas de cerveza y nos sentamos entre la multitud. Al principio era entretenido, a los 5 minutos comenzó a ser repetitivo, el ritmo de las canciones era siempre el mismo. Cuando nos bebimos nuestra cervecita y consideramos que los mosquitos ya se habían dado un festín con nosotros nos dirigimos al hostal. Al día siguiente había mas coral que explorar. 
Y eso es lo que hicimos, ya por la mañana, nos volvimos a poner el bañador, cogimos la toalla y ¡a ver peces!
Pasamos la mañana de nado, siguiendo el arrecife, disfrutando de él. Al par de horas el cielo comenzó a oscurecerse, hacia mas viento, se estaba avecinando una tormenta. Cuando Carlos salió del agua decidimos que era hora de ir a comprar algo para comer, pero la tormenta nos pilló por el camino, llegamos al hostel totalmente calados. Lo bueno de las tormentas tropicales es que las ves venir, duran 5 minutos y se van dejando el mismo sol abrasador. Lo malo, que son poderosas, la fuerza del agua pica. Comimos una rica ensalada de pasta y volvimos a la playa, aún teníamos un par de horas hasta que el sol se pusiera para seguir disfrutando el arrecife. Esta vez nos fuimos un poco mas adelante en el paseo, descubrimos que en el siguiente muelle el arrecife estaba incluso un poco mas cercano a la playa, tanto que ni siquiera llegaba a cubrir el agua.

Esto tenia sus ventajas y desventajas. Ventaja de no cansarte, poder encontrar un hueco arenoso entre las rocas y descansar un momento. Desventajas, no era tan espectacular y se veía que estaba bastante roto por algunas zonas, como deshecho, además de que tenias que tener cuidado de no tocar con la panza, para no hacerte rozaduras, y porque en las pequeñas aberturas viven los erizos de mar, con sus acechantes espinas. 
Durante todo el día coincidimos un par de veces con una pareja hospedada en la habitación enfrente de la nuestra. Habíamos observado que donde la noche anterior hubo el espectáculo ahora estaban construyendo otro escenario, mayor. Durante nuestra, ya habitual, búsqueda de sitio económico para cenar, preguntamos que espectáculo tendríamos el honor de ver esa noche, nos contestaron que una opera ¡genial! Así que en uno de estos encuentros les comentamos que después de cenar iríamos a ver la opera, quedamos en encontrarnos allí. 
Todos aparecimos con unas cervecitas, la noche prometía. Cuando llegamos el espectáculo consistía en un grupo de humoristas, regalándonos sus habilidades mabarilísticas, creando un ambiente muy ameno y divertido.
Lo primero que pensamos fue que el concepto de opera distaba mucho del nuestro, así como nos paso con los balnearios de Bacalar, hasta que al final pareció comenzar el plato fuerte de la velada, la opera en sí, dos hombres y dos mujeres con poderosas voces nos contaron una historia de amor, celos y amistad, al son de un piano de cola y con columnas romanas de decoración. 
Quien nos diría que podríamos ver una fantástica opera, sentados en un descampado, en un idílico pueblo costero, con las olas del mar de fondo. La vida da muchas sorpresas

Si quieres ver el vídeo de la increíble vida marina del arrecife, haz clic en el enlace siguiente Vídeo Mahahual

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho la aventura que estáis viviendo, hay momentos que parecen sacados de alguna película...Así que me siento tranquilamente en la butaca del comedor y a leer...Se me hacen cortos vuestros relatos, seguid pasándolo tan bien y sobre todo seguid regalándonos estos buenos momentos, y eso si...Como siempre os digo...Cuidaos mucho, os quiero, un saco llenos de besos...

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    1. La verdad es que México es mucho más espectacular de lo que nos habían contado. Su naturaleza es impresionante. Gracias por leernos. También te queremos.

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