sábado, 14 de enero de 2017

Playa del Carmen y Xpu-Ha, Quintana Roo, México

Hoy hemos sufrido nuestra primera decepción en México. 
Así es, antes de empezar este viaje sabíamos que no todo podía ser idílico, pues todos los países tienen destinos al gusto de personas muy diferentes y Playa del Carmen, aun siendo uno de los lugares más populares de México, no nos ha gustado nada. De hecho, ya veníamos avisados por las opiniones de otros viajeros que habían pasado por allí, sobre lo extremadamente turístico y comercial de la ciudad, pero nuestras expectativas en esto estaban muy por debajo de lo que encontramos. Pero como este blog lo hacemos para escribir nuestras experiencias, tanto las buenas como las malas, ahí va nuestro relato.
 Muchos de los que leáis esto y hayáis pasado por Playa del Carmen quizás no estéis de acuerdo con nosotros, pero como nunca puede llover a gusto de todos, entendemos la popularidad del lugar y si eres de los que les gusta la fiesta, los souvenirs, los restaurantes bonitos y la comodidad de que te lo den todo hecho, este es tu lugar.

 Nosotros somos más de buscarnos la vida por nuestra cuenta, del restaurante feo con rica comida casera, y de que no nos agobien para vendernos el coco, el llavero y la excursión al paraíso. Nos gusta conocer el México original, el local y Playa del Carmen nos pareció como cualquier lugar turístico del mundo, el Benidorm del Caribe. Llegamos a Playa después de tres horas y media de bus desde Mahahual (cruzamos la mitad del estado de Quintana Roo), y nada más pisar suelo ya sentimos el bullicio de la ciudad. Ruido, suciedad, gente por doquier, tráfico, tiendas, tiendas y más tiendas. 
Por suerte nuestro hostal no se encontraba en la zona turística, así que teníamos nuestro pequeño rinconcito de paz para refugiarnos del follón cuando no nos apetecía estar en él. Aun y así dedicamos la tarde a explorar la ciudad. Pues bien, Playa del Carmen es una gran ciudad con una calle kilométrica llamada La Quinta Avenida donde sales de México para entrar en el mundo del consumismo más radical. Mientras paseas por la calle se te ofrecen tours a los lugares mas remotos de Yucatán y Quintana Roo a precios desorbitados, aplicados en dólares americanos, pues parecía incluso que el peso mexicano no existía en la ciudad, todo el mundo nos hablaba en inglés, los hoteles de lujo y restaurantes caros abundaban a cada lado de la calle, en ellos podías comer desde cocina mexicana cuadriplicado su precio, italiana, estadounidense, europea, tailandesa, china, mediterránea, lo que te apeteciera. También había sitios donde bañarse en alcohol de todos los estilos, desde pub inglés con televisión deportiva, hasta los más modernos bares musicales donde bailar a ritmo de la MTV. Masajes, centros de estética y centenares de tiendas de souvenirs que ofrecen todo tipo de recuerdos y típicos licores como tequilas, mezcales hasta sombreros y camisetas con el nombre de la ciudad estampada en todas ellas. Recorriendo la calle encontramos enormes centros comerciales donde refrescarse con sus potentes aires acondicionados y donde se encuentran las tiendas de marcas internacionales más conocidas. Pues este es el atractivo de Playa del Carmen, gastar, comer, beber y comprar. 
Como a nosotros este ambiente no nos gusta mucho decidimos callejear hacia el interior de la ciudad y descubrimos varias cosas de poco interés, pero que podemos destacar. En el centro de la ciudad encuentras el ayuntamiento en una gran plaza decorada con un Belén y un gigante árbol de navidad. El edificio del ayuntamiento no era feo pero nada impresionante. Muy cerca de este hay tres grandes centros comerciales, entre ellos la famosa marca estadounidense Walmart, donde pasamos a hacer compras de necesidad básica. Además de todo esto visitamos la zona de playa, propiamente dicha, la cual, en la línea de la ciudad, nos horrorizó, por que los hoteles se encuentran en la mismísima arena, dejando muy poca distancia con la orilla del mar, espacio que ocupaban las tumbonas y sombrillas de pago. De esas playas donde hay que pelear por un lugar donde poner la toalla, con un ambiente muy juvenil con ganas de fiesta desenfrenada, pues cada grupo tenía su buena cantidad de alcohol al lado, y que como comprenderéis no nos hizo sentir muy cómodos, así que la visita no nos duro más que unos minutos. 
Ya por la tarde noche si encontramos algo que nos pareció interesante, en una de las avenidas perpendiculares a la Quinta Avenida (se llama Avenida Juárez) se había montado un mercadillo gigante donde los vendedores ofrecían sus promociones a golpe de micrófono, y donde además había música pinchada por DJ’s, payasos, castillos hinchables, chucherías, crepes… no vimos un solo turista, todo eran locales.

 El motivo de dicha fiesta nos contaron que se trataba del “Domingo Familiar”, resulta que cada domingo se liaba esa megafiesta para el disfrute del día libre. Así que nos unimos al evento, rebuscamos las mejores ofertas entre montañas de ropa y paseamos disfrutando de los espectáculos. 
Ya entrada la noche fuimos a un restaurante mexicano que nos habían recomendado, El Fogón, donde probamos unos de los mejores tacos hasta el momento, acompañados de una michelada (cerveza, sal, limón, tabasco, salsa inglesa y salsa Maggi) 
Ya que habíamos reservado dos noches en el hostal y no queríamos pasar un día mas en la ciudad decidimos para el segundo día visitar una playa que nos habían recomendado unos viajeros, Xpu-Ha. Solo tuvimos que viajar unos 20 minutos en bus para salir de todos los resorts y parques temáticos para llegar a una playa casi virgen, donde solo había un par de hoteles alejados el uno del otro, dejando hueco libre donde poner la toalla y sentirse en soledad. Muy poco visitada, tranquila, rodeada de intensa selva, agua turquesa clara, se nos antojo una maravilla comparada con la playa de la ciudad. Eso si, el día estaba un poco feo, amenazaba lluvia con sus nubarrones negros y el viento picando el mar.

  Aprovechamos para descansar, juguetear con las olas y tomarnos nuestro tiempo para leer, pensar y disfrutar de la soledad del lugar. Las nubes nos respetaron hasta el último momento, en el bus de vuelta empezó a llover bastante fuerte.
 Esa tarde quisimos darnos un capricho a base de marisco, de tanto ver que lo ofrecían en los restaurantes se nos había antojado, peo no estábamos dispuestos a pagar la marca “Playa del Carmen” en la cuenta, así que fuimos al supermercado Chedraui (mercadona mexicano), donde la pescadería lucía estupenda con diferentes tipos de pescado y mariscos fresquísimos. Compramos tentáculos de pulpo, almejas de dos tipos, langostinos y una botellita de vino blanco, lo que cocinado en el hostal y rebañado con un poquito de pan se convirtió en un delicioso manjar. Compartimos cena con una amable española que trabajaba en el hostal y entre caguama y caguama (litrona en mexicano) mojamos la palabra hasta perder la noción del tiempo. Nos contó como es la vida en México, sobre sus gentes, cultura y gastronomía. También nos contó sobre el lado oscuro de la ciudad, pues esta está dominada por el cartel de la droga del sur de México, llamados los Zetas, quienes controlan el crimen organizado, extorsionan a los negocios de la ciudad, trapichean y a veces dejan alguna muerte “por casualidad”, claro esta que esto no se le dice al turista que disfruta de su todo incluido en los lujosos resorts de la ciudad con mayor prestigio de Quintana Roo. 
Entre esta desinformación y que no nos sentimos para nada en México debido a la artificialidad comercial y turística del lugar, catalogamos Playa del Carmen como la Gran Mentira del Caribe y abandonamos la ciudad con amargo sabor de boca, eso si, ilusionados con nuestro próximo destino, la Isla de Cozumel. 
Sentimos no tener video para Playa del Carmen, pero no encontramos mucho que mostrar. Esperamos vuestra comprenson.

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